Los domingos para ella son días deliciosos, y digo deliciosos porque son días en los que ella cocina durante horas para adornar la semana con sabores. Le encanta el picante, sobretodo ese polvito rojo que se encontró en México, el otro que consiguió en el Amazonas colombiano, el chipotle que ya consigue en su ciudad y los jalapeños que más de una vez la han hecho llorar. Varias veces tuvimos que llenar el plato de arroz para pasar el pique, comer pan, tomar leche, bueno todo lo hemos probado. Eso sí, siempre que pasa nos reímos en medio de la lágrimas que el picante produce, dándonos cuenta que seguimos cometiendo el mismo error en cuanto al picante y su cantidad concierne. Aunque ella es una mujer silenciosa, la música es parte importante de sus domingos creativos pues mientras cocina, canta y tararea junto a Carlos Gardel, Maria Dolores Pradera, Joan Manuel Serrat, Goyeneche, Chavela Vargas, y otros tantos que tienen el placer de acompañarla.
Ella es maravillosa y brillante, y a veces se le olvida. Cree por ejemplo que fue muy dura conmigo cuando yo era chiquita y se atora un rato pensando que no va a ser capaz de superar ese miedo que la tiene loca. Pero lo que ella no ve y si vemos los demás es que siempre tiene la fuerza para superar todo obstáculo, y es la mamá más linda que el mundo y la vida conocerá. Yo le agradezco siempre todas y cada una de las cantaletas, los regaños, las conversaciones, los abrazos, el amor, las risas, todo! Soy lo que soy por ella y su interminable amor. A ella le debo mi amor a los libros, al tango, a Joaquín Sabina, a los viajes y a la comida. Ella me enseñó a quererme como soy y crecer con cada paso. Gracias Ma, te adoro.