Wednesday, February 19, 2014

A ella le gusta el Tango y el chipotle

Ésta es una mujer que llora al oír las canciones que nos hicieron tan cercanas en la vida. No creo que llore con tristeza, es más con anhelo y algo de felicidad. Le fascina el Tango, tanto que tomamos clases juntas durante un tiempo. Claramente ella con su perseverancia llegó lejos y yo, en medio de mi confusa y molesta adolescencia, desistí al rato. Desde que tengo memoria se levanta a eso de las 5 de la mañana y baja las escaleras que llevan a la cocina para tomarse un tinto. Antes lo hacía sola, ahora la acompaña un gato amarillo -como le dice ella. Ese gato amarillo la ve bajar y corre desesperadamente detrás de ella con miedo de perderse ese ritual mañanero que es solo de ellos dos. En la cocina ella muele los granos de café y el aroma sube por las escaleras llenando la casa de un color inexplicable. Aunque hoy un océano nos separa, tengo en mi mente todas esas mañanas en las que ella subía a mi cuarto con su tinto en la mano y, muy suavecito, me empezaba a despertar. Luego el gato amarillo se subía a mi cama solidarizandose con ella, se sentaba en mi pecho y empezaba a ronronear. ¡Ese par! Son tan amigos que no sabrían que hacer el uno sin el otro. Y pensar que ella no quería tener gatos. Cuando el gato amarillo llegó a la casa, ella puso las reglas: "no se puede subir a mi cama, no duerme conmigo, que no vaya a dañar nada porque sale de aquí tayado no, no, no!" Pues se demoró más ella poniendo las reglas que el gato amarillo conquistando su corazón. Él es hoy el guardían de esa mujer que es un tesoro y, bajo mi encargo, la cuida como tal.

Los domingos para ella son días deliciosos, y digo deliciosos porque son días en los que ella cocina durante horas para adornar la semana con sabores. Le encanta el picante, sobretodo ese polvito rojo que se encontró en México, el otro que consiguió en el Amazonas colombiano, el chipotle que ya consigue en su ciudad y los jalapeños que más de una vez la han hecho llorar. Varias veces tuvimos que llenar el plato de arroz para pasar el pique, comer pan, tomar leche, bueno todo lo hemos probado. Eso sí, siempre que pasa nos reímos en medio de la lágrimas que el picante produce, dándonos cuenta que seguimos cometiendo el mismo error en cuanto al picante y su cantidad concierne. Aunque ella es una mujer silenciosa, la música es parte importante de sus domingos creativos pues mientras cocina, canta y tararea junto a Carlos Gardel, Maria Dolores Pradera, Joan Manuel Serrat, Goyeneche, Chavela Vargas, y otros tantos que tienen el placer de acompañarla. 

Ella es maravillosa y brillante, y a veces se le olvida. Cree por ejemplo que fue muy dura conmigo cuando yo era chiquita y se atora un rato pensando que no va a ser capaz de superar ese miedo que la tiene loca. Pero lo que ella no ve y si vemos los demás es que siempre tiene la fuerza para superar todo obstáculo, y es la mamá más linda que el mundo y la vida conocerá. Yo le agradezco siempre todas y cada una de las cantaletas, los regaños, las conversaciones, los abrazos, el amor, las risas, todo! Soy lo que soy por ella y su interminable amor. A ella le debo mi amor a los libros, al tango, a Joaquín Sabina, a los viajes y a la comida. Ella me enseñó a quererme como soy y crecer con cada paso. Gracias Ma, te adoro.